Mordeduras de perro en niños: Cómo actuar y prevenir las lesiones
Las mordeduras de perro en niños son un problema de salud pública significativo, que puede traer consigo no solo lesiones físicas, sino también traumas emocionales duraderos. Aunque la mayoría de las mordeduras ocurren en el entorno familiar (1), las consecuencias pueden ser graves, desde cicatrices y discapacidades hasta infecciones peligrosas. Por eso, es fundamental que como madre o padre, sepas cómo actuar de inmediato si tu hijo es mordido por un perro, y qué medidas puedes tomar para prevenir estos incidentes en el futuro.
1. Qué hacer ante una mordedura de perro
Cuando un perro muerde a un niño, es natural sentir pánico. Sin embargo, lo más importante es mantener la calma y actuar con rapidez. Lo primero que debes hacer es lavar la herida de tu hijo con abundante agua y jabón. Coloca la herida bajo un chorro de agua durante varios minutos para asegurarte de que esté bien limpia. Esto ayuda a reducir la cantidad de bacterias en la herida y disminuye el riesgo de infección.
Después de limpiar la herida, observa si la piel del niño ha sido perforada. Si es así, especialmente si la mordedura está en las manos, pies, cabeza, cuello o genitales, es importante buscar atención médica de inmediato. También debes acudir al médico si la herida no deja de sangrar, si presenta signos de infección como enrojecimiento, hinchazón, calor o pus, o si tu hijo está inmunocomprometido o no tiene las vacunas al día, especialmente contra el tétanos.
Es recomendable que, si es posible, obtengas un comprobante de la vacuna antirrábica del perro que mordió a tu hijo. Anota el nombre del dueño del perro y sus datos de contacto, y solicita el número de teléfono del veterinario que conoce el historial médico del perro.
En el centro de salud, el médico evaluará la mordedura y decidirá si es necesario suturar la herida o administrar algún tratamiento adicional, como la vacuna contra el tétanos, antibióticos o analgésicos más potentes.
Reducir la incidencia de mordeduras de perro pediátricas requiere educar tanto a los niños como a los padres sobre el hecho de que cualquier perro puede morder, independientemente de la raza, y todas las interacciones entre niños y perros deben estar muy supervisadas (2).
2. Cómo identificar signos de infección
Una de las complicaciones más comunes tras una mordedura de perro es la infección. Las bacterias presentes en la boca de los perros pueden introducirse en la herida, provocando una infección que puede ser peligrosa si no se trata adecuadamente.
Los signos de infección que debes observar incluyen fiebre, dolor intenso, enrojecimiento, hinchazón y la presencia de pus en la zona de la mordedura. Si notas alguno de estos síntomas, es fundamental que lleves a tu hijo al médico lo antes posible. El tratamiento temprano con antibióticos puede prevenir que la infección se propague y cause problemas más graves.
Además, si la mordedura está en una zona delicada como las manos o los pies, o si la herida es profunda, el riesgo de infección aumenta, por lo que es aún más importante buscar atención médica.
3. La Importancia de la vacuna contra el Tétanos y la rabia
Cuando un niño es mordido por un perro, una de las principales preocupaciones es el riesgo de tétanos y rabia. El tétanos es una infección bacteriana que puede causar rigidez muscular y espasmos, mientras que la rabia es una enfermedad viral grave que afecta al sistema nervioso central y puede ser mortal si no se trata a tiempo.
Si la herida de tu hijo es profunda o si no tiene la vacuna contra el tétanos al día, el médico puede recomendar una dosis de refuerzo de la vacuna. Es esencial seguir las indicaciones del médico en este caso, ya que el tétanos puede desarrollarse incluso a partir de heridas aparentemente pequeñas.
En cuanto a la rabia, es importante saber si el perro que mordió a tu hijo está vacunado. Si el estado de vacunación del perro es desconocido o si muestra signos de enfermedad, el médico podría recomendar una serie de vacunas contra la rabia para tu hijo como medida preventiva.
4. Cómo prevenir las mordeduras de perro
La prevención es la clave para evitar que tu hijo sufra una mordedura de perro. Hay varias medidas sencillas que puedes tomar para reducir el riesgo de que ocurra un incidente.
Primero, nunca dejes a un niño pequeño solo con un perro, incluso si es el perro de la familia. Todos los perros, sin importar cuán bien entrenados estén, pueden morder si se sienten amenazados o asustados. Enséñale a tu hijo a no jugar de manera agresiva con los perros, evitando juegos como el tira y afloja o la lucha libre, ya que estos pueden provocar mordeduras.
También es importante que tu hijo aprenda a pedir permiso antes de acariciar a cualquier perro, incluso si el perro parece amigable. Deja que el perro lo olfatee antes de intentar tocarlo, y enséñale a acariciar al perro suavemente, evitando tocar su cara o su cola.
Por último, enséñale a tu hijo qué hacer si un perro muestra un comportamiento amenazante, como gruñir o ladrar. En estas situaciones, es importante que se mantenga en calma, evite el contacto visual y retroceda lentamente hasta que el perro pierda interés.
Las mordeduras de perro en niños pueden ser aterradoras, pero con la información adecuada, puedes actuar de manera efectiva para tratar la herida y prevenir complicaciones. Recuerda siempre mantener la calma, limpiar bien la herida y buscar atención médica si es necesario. Y, sobre todo, toma las medidas preventivas necesarias para proteger a tu hijo de futuras mordeduras. No dudes en agendar una consulta conmigo a través de Dr Now para estar informada y preparada, ayudarte a garantizar la seguridad y el bienestar de tu hijo, y reducir el riesgo de que experimente una mordedura de perro.
1. van Hoek E, Buiting E, Zwaans CJ, Brukx LJCE, van Dijk IAG. Hondenbeten bij kinderen [Mordeduras de perro en niños: ¿qué hacer tras la mordedura?]. Ned Tijdschr Geneeskd. 26 de agosto de 2021; 165: D5981. Holandés. PMID: 34523846.
2. Jakeman M, Oxley JA, Owczarczak-Garstecka SC, Westgarth C. Mordeduras de perros en niños: tratamiento y prevención. BMJ Paediatr Open. 11 de agosto de 2020;4(1):e000726. doi: 10.1136/bmjpo-2020-000726. PMID: 32821860; PMCID: PMC7422634.